Mientras en Uruguay la huelga, que es una poderosa herramienta colectiva ciudadana y especialmente de los trabajadores, se emplea como recurso recurrente y básicamente ante cualquier reclamo (lo que muestra también falta de creatividad para la resolución de conflictos, ya que es un instrumento de última instancia) en Argentina se la utiliza con bastante poca frecuencia y en los últimos años como método de presión política de intereses particulares más que colectivos.
A ambos lados del Río de la Plata, están los que dicen que «la política es una mierda» y votan, es decir, eligen, desde la fantasía de que trabajan y «progresan» por su esfuerzo individual. Es la actitud ignorante que los emparenta con aquellos que dicen que «la ciencia es una mierda» porque comprender y saber es contrario al acto de fe y a la elección de creer. Sigue leyendo